1. ¿Qué hay después de la muerte? ¿Dios juzga a cada persona
por su vida?
El Catecismo de la Iglesia católica enseña que «la muerte
pone fin a la vida del hombre como tiempo abierto a la aceptación o rechazo de
la gracia divina manifestada en Cristo».
«Cada hombre, después de morir, recibe en su alma inmortal
su retribución eterna en un juicio particular que refiere su vida a Cristo,
bien a través de la purificación, bien para entrar inmediatamente en la
bienaventuranza del cielo, bien para condenarse inmediatamente para siempre
2. ¿Quiénes van al cielo? ¿Cómo es el cielo?
El cielo es “el fin último y la realización de las
aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de
dicha”. Y San Pablo escribe: “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasó por pensamiento
de hombre las cosas que Dios ha preparado para los que le aman”. (1Cor 2, 9).
Después del juicio particular, los que mueren en la gracia y
la amistad de Dios y están perfectamente purificados van al cielo
3. ¿Qué es el purgatorio? ¿Es para siempre?
Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero
imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación,
sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad
necesaria para entrar en la alegría del cielo. La Iglesia llama purgatorio a
esta purificación final de los elegidos, que es completamente distinta del
castigo de los condenados.
4. ¿Existe el infierno?
Significa permanecer separados de Él –de nuestro Creador y
nuestro fin– para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de
autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es
lo que se designa con la palabra infierno.
Morir en pecado mortal, sin estar arrepentidos ni acoger el
amor misericordioso de Dios es elegir este fin para siempre.
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